La persona que protagonizó la popularización de la informática personal y que, al hacerlo, fue capaz de impulsar la ascensión económica de una compañía que cofundó en 1975, comienza su salida de los puestos directivos de la misma para dedicarse de manera completa a la dirección de su fundación benéfica.
Bill Gates anunció ayer que a lo largo de los próximos dos años, en forma de transición suave, irá abandonando progresivamente sus responsabilidades directivas en la compañía, comenzando por la de Chief Software Architect, que será asumida de manera inmediata por Ray Ozzie. Según el propio Gates, "no se trata de una jubilación, sino una reordenación de sus prioridades". De hecho, Gates mantendrá el puesto de Chairman "for the conceivable future".
Los visionarios, y Bill Gates es uno de ellos, rara vez tienen más de una visión fundamental a lo largo de su vida. Bill Gates tiene el inmenso mérito de haber tenido esa visión en su momento, y de haberla podido llevar a cabo, construyendo así el mayor imperio del software de todos los tiempos. Su visión se centraba en unos programas que costaban muy poco dinero, y que se vendían o preinstalaban en millones de ordenadores en todo el mundo, generando así una base o estándar de facto para la cual al resto de los actores del sector les interesaba desarrollar. Ahora, el mundo ha cambiado.
En el panorama actual, los estándares se desarrollan cada día más como fruto de otro tipo de procesos - aunque con la llegada de Windows Vista volveremos a tener otra durísima batalla por la creación y control de estándares, esta vez en la web - y el software es muchas veces distribuido a través de la red por compañías que no cobran por hacerlo, sino por otros servicios asociados o publicidad. En ese mundo, Bill Gates se siente más incómodo, más fuera de lugar, y parece muy natural que sienta que puede contribuir más siguiendo la senda de John D. Rockefeller que manteniéndose como Chief Software Architect de una compañía que opera ya en un mundo diferente al que él conoció en la época en que llevaba gafas de pasta. En ese sentido, el ascenso de Ray Ozzie, un verdadero visionario capaz de impulsar ese cambio en Microsoft, es plenamente sintomático.
La pérdida de papel activo de Bill Gates, auténtico símbolo y casi "parte del logotipo" de la compañía, marca una transición de la que no está claro como se va a salir. La compañía tiene ante sí dos posibilidades: aceptar el mundo de los estándares abiertos y competir en ese mundo transparente con productos e innovación superiores a los de su competencia, o intentar de nuevo redefinir estándares excluyentes con el fin de guardarse las llaves de aquello que va creando, dificultando la innovación y el progreso.La respuesta empieza a estar a la Vista.
Fuente: Microsoft, Gates
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