Bucean en el Internet como peses en el agua, se han unido en grupos sociales y se comunican activamente por Hi5, Sónico, Facebook, Tuenti, Messenger, Twiter, Flicker, MySpace y más grupos… colocan videos de su propia creación en Youtube como nunca antes; Estos son los “ardillitas” del siglo XXI, inquietos y aventureros que, ayudados por la tecnología están arrasando con todo.
Son exploradores con la soltura cuando ingresan al internet cual nativo en la Selva Amazónica; estos chicos y chicas son un fenómeno social a los que se empiezan a llamar “nativos digitales”. El asunto ocupa ya a estudiosos, tecnólogos, sociólogos y periodistas. Hay quienes ven en sus actitudes una nueva forma de comunicación social e intercambio cultural en la red.
Mientras tanto, en la escuela se sigue sentándose en los mismos pupitres y pintando con la tiza que se educaron sus padres e incluso los profesores que comparten los conocimientos. En sus pupitres están sus nuevos inquilinos del siglo XXI que navegan a toda vela y escriben en muros virtuales con un nuevo lenguaje y códigos de comunicación a través de la red.
Los docentes se enfrentan a una cruda realidad: son inmigrantes digitales, es decir hablan el lenguaje arcaico o predigital, todavía escriben a mano, estudian cada tema en profundidad y solo conocen la interacción alumno-profesor entre las cuatro paredes (aula), se encuentran ante sus ojos, sentados en los pupitres a los -nativos digitales-, para quienes ningún botón da miedo, al contrario buscan la máxima velocidad para compartir información con su grupo a tiempo real en la red. Por tanto es primordial superar el sentimiento de inseguridad de algunos profesores sobre el uso de las tecnologías y fomentar la incorporación en el paquete de herramientas pedagógicas del aula.
Claro está que los estudiantes dominan una serie de herramientas en la Internet, pero carecen de otras habilidades como el de generar la búsqueda y selección de información adecuada de un tema determinado, ahí se requiere el apoyo del docentes, a fin de evitar que el cibernauta termine enredándose en el inmenso mar de datos.
Al respecto de incorporar al docente en el uso de la tecnología el experto en tecnologías aplicadas a la educación, José Antonio Marina, manifiesta que es necesario romper la brecha digital existente entre docente y dicentes, practicando una buena formación básica a nivel general (matemáticas, lengua española, inglés y nuevas tecnologías); generando una educación más basada en la expresión, la creación e innovación que genere la búsqueda de una educación para el trabajo en equipo.
Igualmente, Juan Carlos Gacitúa, experto en gestión de proyectos e-learning (aprendizaje por Internet), docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, manifiesta que un trabajo docente que incorpore la tecnología debe puntualizar el “enseñar qué hacer, cómo hacerlo y para qué hacerlo, con independencia del medio que se utilice; es fundamental que los profesores no solo usen el Internet, sino que, generen estrategias que permitan guiar hacia el mejor aprendizaje”.
En conclusión a mi comentario, es inconcebible aceptar que en instituciones de administración educativa, lugar en donde trabajan técnicos de enseñanza aprendizaje, docentes y más profesionales encargados de la formación a seres humanos, no tengan acceso a servicios como el internet, el chat, redes sociales y otros beneficios tecnológicos, por el solo hecho de que los directivos y los “sabios técnicos en informática” encargados de suministro del servicio, hayan supuesto que sus trabajadores se distraen en sus laborares diarias por el uso de las herramientas tecnológicas. Como profesional en el área y docente, considero como deplorables e incluso mezquinas estas decisiones, ha sabiendas que nuestros educandos nos llevan una abismal diferencia en el uso de la tecnología, razón suficiente para rever las decisiones y, fomentar la oficina sin papel en las instituciones públicas, para no seguir quejándonos de que la educación es de baja calidad, que los docentes no se capacitan y más…
Es prioritaria una restructuración del pensum académico de estudio en las instituciones educativas e incluso a nivel ministerial, a fin de que no se siga estudiando computación o informática como materia aislada, dictado únicamente por el profesional de la informática, sino que cada docente en su respectiva asignatura lo incorpore como una herramienta pedagógica de enseñanza aprendizaje.
Fuente: Wikipedia, Enriquedans