Hace más de una década, un porcentaje considerable de docentes expresaran públicamente su tecnofobia, es decir el rechazo o cuestionamiento a la utilización de las TICs (Tecnologías de la Información y Comunicación) como herramienta pedagógica de enseñanza aprendizaje en el aula escolar, acusándolos de que “deshumanizaban” o “tecnificaban” la educación, de que solamente servían al alumnado para distraerse y/o jugar o que el conocimiento, y que la cultura verdadera estaba en los libros. Los docentes tecnófobos son personas que prácticamente nunca han utilizado una computadora e ignoran conceptos ya integrados en la cultura cotidiana, como software, Internet, correo electrónico o Word Wide Web.
Los Profesores Juan Yanes González y Manuel Area Moreira de la Universidad de la Laguna Islas Canarias ESPAÑA, respecto a la tecnología y el docente, mencionan: “El profesorado pertenece a un grupo social, que por su edad, fue alfabetizado culturalmente en la tecnología y formas culturales impresas. La palabra escrita, el pensamiento académicamente textualizado, el olor a imprenta, la biblioteca como escenografía sublimada del saber han sido, y siguen siendo, para una inmensa mayoría de los docentes el único hábitat natural de la cultura y del conocimiento. La brusca aparición, en el último lustro, de las tecnologías digitales representa para esta generación una ruptura con sus raíces culturales. Gran parte del profesorado no tiene experiencia de interacción con las máquinas. El almacenamiento y organización hipertextual de la información, la representación multimediada de la misma son códigos y formas culturales desconocidas para la actual generación de docentes. Ante esta situación las reacciones suelen oscilar entre el rechazo o tecnofobia hacia las máquinas y la fascinación irreflexiva de estas formas de magia intelectual”.
El docente, al igual que otros profesionales, está sometido a cambios constantes en los procesos de enseñanza aprendizaje, y su adaptación a las nuevas innovaciones de la sociedad de la información y comunicación.
La cultura del texto, nos daba la idea de que la información se encontraba solo en las bibliotecas o textos, y solo pensar en lugares diferentes de localización de información era ya diferente a su esquema mental; al respecto James O´Donnell, profesor de Estudios Clásicos y Vicerrector para Sistemas de Información y Computación de la Universidad de Pennsylvania, manifiesta: "En el pasado, cuando el conocimiento era escaso, quienes lo creaban eran los héroes de la tribu, y los bibliotecólogos, sus acólitos. Pero en una era de exceso de información como la nuestra (...) por lo que estoy dispuesto a pagar, cuando océanos de datos chocan contra mi puerta es por ayuda para filtrar esa inundación y encontrar lo que necesito."
Utilizar las computadoras de forma más o menos habitual con el alumnado y que dicha práctica docente tenga valor y significado pedagógico, representará para la inmensa mayoría del profesorado un enorme esfuerzo de aprendizaje en la adquisición de nuevas habilidades en el uso de los recursos de Internet o del multimedia educativo. Enseñar con las TICs como herramienta pedagógica requiere de una metodología distinta al modelo tradicional de enseñanza aprendizaje basado en el libro de texto, la clase magistral o en apuntes. El cambiar estas rutinas y habilidades docentes es un problema complejo, que exige mucho entusiasmo, tiempo y esfuerzo continuado.El reto de la profesión docente en estos tiempos de cambio acelerado es, en definitiva, pasar de un modelo de profesionalidad basado en la individualidad, en el libro de texto, en la transmisión del conocimiento y en el aprendizaje por recepción, a un modelo de práctica docente basado en la utilización de múltiples tecnologías y en la organización de situaciones de aprendizaje basadas en la búsqueda, análisis y reconstrucción de la información por parte del alumnado.
Pero ¿está preparado el profesorado para hacer frente a estos retos? ¿Dispone de los conocimientos y destrezas tanto informáticas como pedagógicas para saber organizar situaciones de aprendizaje en el aula basadas en el uso de TIC? ¿Bajo qué modelo educativo y para qué fines se pretende alfabetizar al alumnado como usuario de estos recursos tecnológicos? ¿Estas tecnologías facilitarán la adquisición de los aprendizajes académicos, entrarán en colisión con los objetivos tradicionales de aprendizaje o promoverán otros nuevos?
Las preguntas son múltiples y todavía carecemos de respuestas adecuadas y certeras a las mismas. Lo que es indudable es que, entre todos, tenemos que ir construyendo propuestas de cómo usar pedagógicamente los computadores a través de experimentar proyectos innovadores en el aula, en atrevernos a probar, a ensayar (y, a veces, equivocarse) nuevas formas de agrupamiento del alumnado y de proponerles tareas novedosas utilizando los recursos digitales, mediante el intercambio y debate de materiales y experiencias.
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